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Sin boca, patas o cerebro, come, se mueve y aprende. Lleva millones de años aquí

12/08/2021 - 2:51 pm

El objetivo del experimento es observar los efectos de la ingravidez en el microorganismo y comparar el comportamiento de los especímenes en la Tierra con el de los enviados al espacio.

Ciudad de México, 12 de agosto (RT).- La Estación Espacial Internacional (EEI) se prepara para recibir un visitante atípico: el Physarum polycephalum, conocido popularmente como “blob“. Se trata de un organismo esponjoso y de color amarillo que durante años ha fascinado a los biólogos por sus peculiares características y que el pasado 10 de agosto entró en órbita para formar parte de un experimento educativo encabezado por el astronauta francés Thomas Pesquet.

El “blob” apareció en la Tierra hace más de 500 millones de años. Desde su descubrimiento, ha provocado numerosos dolores de cabeza en la comunidad científica, ya que carece de boca, patas y cerebro, pero es capaz de comer, crecer, desplazarse e, incluso, aprender. Pese a que inicialmente se lo consideró un hongo, en la década de 1990 fue apartado de ese reino e incorporado al grupo de los amebozoos, al que pertenecen las amebas.

Los “blobs” que fueron enviados a la EEI se encuentran en un estado de latencia denominado esclerocio (que el organismo adopta para no morir deshidratado), pero a partir del próximo otoño boreal serán ‘revividos’ con un poco de agua. De forma paralela, cientos de estudiantes de entre 8 y 17 años guiados por el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES) reproducirán el experimento en la Tierra. Sus profesores recibirán un kit con entre tres y cinco esclerocios y un tutorial para llevar a cabo el proyecto.

El Physarum polycephalum pone en tela de juicio algunas teorías científicas, por lo que se espera que el experimento dé lugar a numerosos debates en clase. Foto: French National Centre for Scientific Research (CNRS)

El objetivo fundamental es observar los efectos de la ingravidez en el microorganismo y comparar el comportamiento de los especímenes en la Tierra con el de los enviados al espacio.

“Hoy nadie sabe qué comportamiento tendrá en [situación de] microgravedad: en qué sentido se desplazará, si tomará la tercera dimensión yendo hacia arriba o en sentido oblicuo”, dijo Pierre Ferrand, uno de los artífices del proyecto y profesor de Ciencias de la Vida y de la Tierra en el CNES.

Por su parte, la especialista en “blobs” Audrey Dussutour, del Centro de Investigación sobre la Cognición Animal en Toulouse, en el sur de Francia, señaló que tiene “curiosidad por ver si se desarrolla formando pilares”.

El Physarum polycephalum pone en tela de juicio algunas teorías científicas, por lo que se espera que el experimento dé lugar a numerosos debates en clase.

“Por ejemplo, en la teoría celular, una de las más antiguas, se dice que toda célula se divide en dos células. Con el ‘blob’, esto no funciona, porque es una célula única que crece sin dividirse nunca”, explicó Ferrand, y agregó que, “mientras que la mayoría de los organismos utilizan dos tipos sexuales, ¡el ‘blob’ tiene más de 720! Es un organismo ‘con cajones’ que nos dice que la vida está hecha de multitud de originalidades”.

Audrey Dussutour, del Centro de Investigación sobre la Cognición Animal en Toulouse, en el sur de Francia, señaló que tiene “curiosidad por ver si se desarrolla formando pilares”. Foto: French National Centre for Scientific Research (CNRS)

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